Muchos tenemos la desgracia de tener un vecino, o un familiar, o un compañero de trabajo, o un pseudo amigo o el que sea, que nos tira mala leche, nos injuria, nos difama gratuitamente, nos expone con malicia, etc, y su terca necedad solo sirve para aumentar su grado de locura cuando queremos que nos deje tranquilos. Todo intento de diálogo es nulo. Por no llegar a la violencia, digamos una piña y listo, uno se la banca y a otra cosa, a palabras necias, oidos sordos.
Pero mis sentimientos no son tan fríos, mas bien son de ira contra éste energúmeno. ¿Qué hago entonces?. ¿Que harían uds amigos bloggeros?.
Como este tema me jode y me da vueltas por la cabeza, siempre hay un estímulo que lo trae de nuevo a mi pesar. Éste es el caso. Paginaba con mi vista la biblioteca y me detuve en un librito que había leido hace muchísimo tiempo, de Edgar A Poe. Escritor de cuentos fantásticos, de terror, de muerte, muchos llevados a películas interpretadas por Vincent Price, ¿se acuerdan?. Bueno, al azar leí el cuento “El barril de amontillado” y me acordé de mi querido acosador. Les transcribo el primer párrafo del cuento:
“
Lo mejor que pude había soportado las mil injurias de Fortunato. Pero cuando llegó el insulto, juré vengarme. A la larga, yo sería vengado. Este era ya un punto establecido definitivamente. Pero la misma decisión con que lo había resuelto excluía toda idea de peligro por mi parte. No solamente tenía que castigar, sino castigar impunemente. Una injuria queda sin reparar cuando su justo castigo perjudica al vengador. Igualmente queda sin reparación cuando ésta deja de dar a entender a quien le ha agraviado que es él quien se venga”.
Poe es genial, se imaginan como terminó el Fortunato éste ¿no?. No creo que llegue a eso, por ahora, solo por ahora…
Aquellos a los que les interese pueden leer el cuento en la siguiente dirección. No lleva mas de 10 minutos.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/barrilde.htm